lunes, 17 de junio de 2013

Ideas Fundamentales del trabajo y sus conceptos

2.1. La ética de la comprensión
La ética de la comprensión de nosotros como individuos para con las demás personas se ve extrañamente asociada al vagamente usado término ‘’tolerancia’’, lo que me afirma que si sólo somos capaces de presenciar rasgos, conmemoraciones étnicas o mitológicas, acciones sociales que no son de nuestro agrado, pero a su vez  utilizamos la violencia como modo de acallarlo y sólo miramos al frente y continuamos con nuestro destino, en pocas palabras, ‘’somos tolerantes’’. Pero la comprensión no puede venir de lo que llamamos (reiterando el mal enfoque que se le da al concepto) tolerancia, sino que recíprocamente la tolerancia debe venir luego de aprender a comprender todo gesto cultural del que no somos partícipes.
 Haciendo un previo análisis introspectivo a nuestra persona, reconociendo toda falencia o defecto en nosotros mismos desde un punto de vista ‘’externo’’ para encontrarnos con un YO terrenal, grotesco e imperfecto. Se obtiene así los pilares fundamentales desde donde partir la comprensión del otro, antes de apreciar ‘’en que no coinciden el resto de los pensamientos con el mío’’.
Como publica Edgar Morín en el capítulo VI de su libro titulado ‘’Los siete saberes necesarios para la educación del futuro’’: ‘’La ética de la comprensión es un arte de vivir que nos pide, en primer lugar, comprender de manera desinteresada…’’, y bien,  luego de comprendernos a nosotros mismos como bien está ejercido de antemano, desarrollamos una capacidad también empática a favor del cómo enlazo mi relación con otro sujeto sin recibir nada a cambio más que su atención a la hora de yo poder aplicar mis conocimientos en función de su entendimiento. El  carácter que debe prevalecer según lo anunciado por Morín es que debo interiorizarme con el otro a través de todos los contextos existentes que someten al individuo en su cultural modo de vivir, y no necesariamente en su modo de pensar en cuanto a cómo nos ve él desde su perspectiva y, consiguiendo de lo anterior, el tolerarlo con éste principio en particular.
No somos precisamente ejemplares vacíos en cuanto a qué principios serán los que tendrán la particularidad de moldearnos a un modo de vivir. Contextualizando; el ser humano no podrá estar rodeado de las ramas culturales que hoy prevalecen, y a su vez no sentirse partícipe o no existir rama alguna que lo convoque, por ende debemos desarrollar este ‘’medio ético’’ que en sí será una herramienta para independizar de todo contexto lo que yo soy, inclinándome a lo que los demás pueden o no ser, y de esta forma incertarnos como una pieza de rompecabezas que encaje perfectamente en la sociedad, y que interactúe en el entramado tejido cultural local y planetario sin perder nuestra singularidad en su sentido intelectual  y espiritual.

2.2. La conciencia de la complejidad humana:
Puesto que el ejercicio de la comprensión hacia los demás requiere considerar al otro como un todo, se hace necesario concientizarnos de la complejidad de la naturaleza humana. En concordancia con lo tratado en el capítulo II (Los principios de un conocimiento pertinente), el comprender al otro implica relacionarse con un mundo multidimensional y complejo: un ser físico, psíquico, cultural, social, histórico y espiritual; y esto, además, en un contexto individual y global a la vez.
Así podemos observar que por ejemplo, respecto a la solidaridad, un sujeto puede mostrarse comprensivo con una gran causa nacional o global (la teletón, una catástrofe natural, etc.) y sin embargo en un contexto particular, observarse totalmente ajeno a los problemas del otro (un mendigo, un compañero de clases, un profesor, etc.).
La multiplicidad de los factores que influyen e interactúan modelando el comportamiento y pensamiento humano nos lleva a considerar necesariamente el desarrollar una actitud de comprensión hacia tal complejidad: tolerancia y empatía hacia el otro.
2.3. Comprensión, ética y cultura planetaria
En un mundo cada día más inter-relacionado económica y socialmente, y con un creciente avance en las comunicaciones, pareciera que de manera natural entre las sociedades y los individuos, creciera también la comprensión. Sin embargo, se da lo contrario. Cada vez nos comprendemos menos y avanzamos más a una sociedad individualista.
En el contexto planetario, cada grupo político, económico, religioso o de una nación en particular luchan por hacer prevalecer sus mentalidades “etno o socio céntricas”, ahora, en un contexto global favorecido por los medios tecnológicos de comunicación.
Morín dice: “la única y verdadera mundialización que estaría al servicio del género humano es de la comprensión, de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad”. Ref pag 57 Cap VI
Luego, se requiere un desarrollo ético de la enseñanza del ejercicio comprensivo de  las culturas, ajeno a intereses egoístas.

Esto  en su esencia supone  la necesidad de comprender las causas de la incomprensión de una cultura respeto de otra, pero, esto en la realidad sucede solo por necesidad social-económica. Como es el  caso de los latinoamericanos que nos vemos sometidos a aprender inglés no como un medio para entender la cultura estadounidense, sino, como una necesidad de mercado. Para Morín debe existir una inclinación al inter-relacionarse con otras culturas (integración) aprendiendo, enseñando y reaprendiendo lo mejor de cada cultura a partir de la suya propia.

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