2.1.
La ética de la comprensión
La ética de la comprensión de nosotros como individuos
para con las demás personas se ve extrañamente asociada al vagamente usado
término ‘’tolerancia’’, lo que me afirma que si sólo somos capaces de
presenciar rasgos, conmemoraciones étnicas o mitológicas, acciones sociales que
no son de nuestro agrado, pero a su vez
utilizamos la violencia como modo de acallarlo y sólo miramos al frente
y continuamos con nuestro destino, en pocas palabras, ‘’somos tolerantes’’.
Pero la comprensión no puede venir de lo que llamamos (reiterando el mal
enfoque que se le da al concepto) tolerancia, sino que recíprocamente la
tolerancia debe venir luego de aprender a comprender todo gesto cultural del
que no somos partícipes.
Haciendo un previo
análisis introspectivo a nuestra persona, reconociendo toda falencia o defecto
en nosotros mismos desde un punto de vista ‘’externo’’ para encontrarnos con un
YO terrenal, grotesco e imperfecto. Se obtiene así los pilares fundamentales desde
donde partir la comprensión del otro, antes de apreciar ‘’en que no coinciden
el resto de los pensamientos con el mío’’.
Como publica Edgar Morín en el capítulo VI de su libro
titulado ‘’Los siete saberes necesarios para la educación del futuro’’: ‘’La
ética de la comprensión es un arte de vivir que nos pide, en primer lugar,
comprender de manera desinteresada…’’, y bien,
luego de comprendernos a nosotros mismos como bien está ejercido de antemano,
desarrollamos una capacidad también empática a favor del cómo enlazo mi
relación con otro sujeto sin recibir nada a cambio más que su atención a la
hora de yo poder aplicar mis conocimientos en función de su entendimiento.
El carácter que debe prevalecer según lo
anunciado por Morín es que debo interiorizarme con el otro a través de todos
los contextos existentes que someten al individuo en su cultural modo de vivir,
y no necesariamente en su modo de pensar en cuanto a cómo nos ve él desde su
perspectiva y, consiguiendo de lo anterior, el tolerarlo con éste principio en
particular.
No somos precisamente ejemplares vacíos en cuanto a qué
principios serán los que tendrán la particularidad de moldearnos a un modo de
vivir. Contextualizando; el ser humano no podrá estar rodeado de las ramas
culturales que hoy prevalecen, y a su vez no sentirse partícipe o no existir
rama alguna que lo convoque, por ende debemos desarrollar este ‘’medio ético’’
que en sí será una herramienta para independizar de todo contexto lo que yo
soy, inclinándome a lo que los demás pueden o no ser, y de esta forma incertarnos
como una pieza de rompecabezas que encaje perfectamente en la sociedad, y que
interactúe en el entramado tejido cultural local y planetario sin perder
nuestra singularidad en su sentido intelectual
y espiritual.
2.2.
La conciencia de la complejidad humana:
Puesto
que el ejercicio de la comprensión hacia los demás requiere considerar al otro
como un todo, se hace necesario concientizarnos de la complejidad de la
naturaleza humana. En concordancia con lo tratado en el capítulo II (Los
principios de un conocimiento pertinente), el comprender al otro implica
relacionarse con un mundo multidimensional y complejo: un ser físico, psíquico,
cultural, social, histórico y espiritual; y esto, además, en un contexto
individual y global a la vez.
Así
podemos observar que por ejemplo, respecto a la solidaridad, un sujeto puede
mostrarse comprensivo con una gran causa nacional o global (la teletón, una
catástrofe natural, etc.) y sin embargo en un contexto particular, observarse
totalmente ajeno a los problemas del otro (un mendigo, un compañero de clases,
un profesor, etc.).
La
multiplicidad de los factores que influyen e interactúan modelando el
comportamiento y pensamiento humano nos lleva a considerar necesariamente el
desarrollar una actitud de comprensión hacia tal complejidad: tolerancia y
empatía hacia el otro.
2.3.
Comprensión, ética y cultura planetaria
En
un mundo cada día más inter-relacionado económica y socialmente, y con un
creciente avance en las comunicaciones, pareciera que de manera natural entre
las sociedades y los individuos, creciera también la comprensión. Sin embargo,
se da lo contrario. Cada vez nos comprendemos menos y avanzamos más a una
sociedad individualista.
En
el contexto planetario, cada grupo político, económico, religioso o de una
nación en particular luchan por hacer prevalecer sus mentalidades “etno o socio
céntricas”, ahora, en un contexto global favorecido por los medios tecnológicos
de comunicación.
Morín
dice: “la única y verdadera mundialización que estaría al servicio del género
humano es de la comprensión, de la solidaridad intelectual y moral de la
humanidad”. Ref pag 57 Cap VI
Luego,
se requiere un desarrollo ético de la enseñanza del ejercicio comprensivo
de las culturas, ajeno a intereses egoístas.
Esto en su esencia supone la necesidad de comprender las causas de la
incomprensión de una cultura respeto de otra, pero, esto en la realidad sucede
solo por necesidad social-económica. Como es el
caso de los latinoamericanos que nos vemos sometidos a aprender inglés
no como un medio para entender la cultura estadounidense, sino, como una
necesidad de mercado. Para Morín debe existir una inclinación al
inter-relacionarse con otras culturas (integración) aprendiendo, enseñando y
reaprendiendo lo mejor de cada cultura a partir de la suya propia.
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